12) Los Despertares nocturnos y las pesadillas
A pesar de la adopción de buenas prácticas para favorecer el sueño, los despertares nocturnos deben considerarse absolutamente normales. En la primera fase, es probable que coincidan con las tomas, por lo que, en la medida de lo posible, hay que intentar ser rápidos para no transformar el despertar en un llanto desesperado difícil de consolar. Cuando el bebé es mayor y empieza a dormir solo, los motivos para despertarse pueden ser la búsqueda de agua, la necesidad de ir al baño o quizás un mal sueño. En esta fase es fundamental mantener el cuarto como punto de referencia y reunir al niño en su propia habitación para satisfacer su necesidad. En particular, cuando se trata de miedos, llevarlo a la cama de los padres puede resultar extremadamente contraproducente. Llévale a su habitación y ayúdale a calmarse haciéndole entender que ese es el lugar más seguro.
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