4) Las luces y el sonido
Los bebés no aprecian la oscuridad total y la ausencia total de sonido. Lo que más calma a un bebé recién nacido (pero más generalmente a los niños) son las luces cálidas y suaves y los ruidos blancos. La creación de un contexto similar a la hora de dormir casi les devuelve al entorno del vientre materno, cuando la percepción de los sonidos estaba amortiguada y la luz era muy tenue. El ruido blanco se llama así porque está formado por la suma de muchas frecuencias sonoras, al igual que la luz blanca, que es la suma de todos los colores del espectro visible. Un estudio británico, publicado en 1990, demostró su eficacia en bebés privados de sueño, el 80% de los cuales se durmieron tras sólo cinco minutos de escucha. Los aparatos que emiten ruido blanco deben colocarse a cierta distancia del bebé, a un volumen bajo y apagarse una vez que el bebé se duerma.