¿Seducir para gustarse, gustar o conquistar? Según Joseph Messinger, autor del libro El lenguaje prohibido del cuerpo, no todos los gestos del cuerpo se destinan a la conquista en cuestión, pero se ponen en acto para confirmar la propia potencialidad para gustar a los demás. Una regla necesaria en el interior de un juego muy sutil y lleno de excepciones, en el que se destaca antes que nada a uno mismo y se complace con el efecto que se tiene sobre los demás.
Y es por ello que la seducción es una prueba de auto superación, aquel pasaje fundamental que hace posible la relación íntima, afectiva o romántica. Si no fuese así, no se explicarían los datos de una reciente búsqueda de C-Date, espacio web de citas casuales, o incluso de encuentros fugaces de única ocasión, de la cual emerge el dato de que en Italia se llegan a pasar hasta 84 minutos al día tratando de flirtear y hacer nuevos contactos online y offline..
Joseph Messinger ha clasificado 10 maneras diferentes para seducir en base a la personalidad. Desde la seducción táctil, que trata de acortar las distancias con el contacto físico, a aquella olfativa: los sentidos, de hecho, juegan un rol fundamental, y a veces puede bastar un olor desagradable para anular completamente toda la atracción hacia una persona. O un pequeño detalle para convertir en incolmable la distancia entre expectativa y realidad.