La primera regla para tener unas uñas y unas manos bonitas y cuidadas es eliminar siempre el exceso de cutículas, que cubren la parte inicial de la uña a medida que va creciendo. Pero, ¿cómo se hace esta delicada operación? Hay que tener cuidado de no cortarse y utilizar las herramientas adecuadas.
En primer lugar, hay que saber qué son las cutículas y luego cómo tratarlas.
Sigue estos 5 rápidos pasos y tendrás unas manos de ensueño incluso sin reconstrucción con gel.
1) ¿Qué son las cutículas?
Las cutículas, o lo que comúnmente se denomina «cutículas», no son más que la protección natural de la matriz de la uña. Como su nombre indica, la matriz es la parte viva y frágil de la que crece la uña. Si está permanentemente dañada, la propia uña también se verá afectada, creciendo, como suele ocurrir, torcida, ligeramente ondulada o engrosada. Por ello, se observa que las cutículas suelen crecer mucho más abundantemente en las personas que se comen las uñas. Precisamente porque al ser una «protección», como muchas otras partes del cuerpo, se produce de forma más masiva cuando se elimina en exceso.
2) Las herramientas necesarias
Para una manicura perfecta, lo que necesitarás es un cuenco con agua tibia o, si lo prefieres, venden cuencos especiales en forma de media luna con una parte hinchada en la que colocar la palma de la mano. A continuación, necesitarás un empujador de cutículas, preferiblemente de madera de naranjo, un pequeño alicate de cutículas puntiagudo o un cortador de cutículas y, por último, un aceite para cutículas o simplemente una crema de manos.
3) La preparación de la uña
Antes de empezar a cortar las cutículas, hay que preparar la uña. Antes de sumergir las manos en el agua, lo que hay que hacer es empujar suavemente las cutículas hacia la fijación de la uña con la ayuda del palito de madera, para que se levanten ligeramente. Cuando hayas terminado, extiende la crema de manos o el aceite para cutículas en cada cutícula, asegurándote de que quede bien cubierta. Cuando hayas terminado con los 5 dedos, sumerge la mano en agua caliente y remójala de 3 a 5 minutos. Obviamente, hay que hacerlo de la misma manera cuando se cambia a la otra mano.
4) Vayamos al grano
Saca la mano y sécala. Con un trozo de papel o con la propia toalla, retira los restos de crema. Las cutículas estarán ahora lo suficientemente blandas para ser cortadas. Si quieres ser minucioso, puedes empujar un poco las cutículas hacia atrás con el palillo. Coge el alicate para las cutículas si lo tienes a mano, si no, es mucho más fácil utilizar el cortador de cutículas con gubia y, empezando por un lado del dedo, empieza a quitar la piel levantada, teniendo mucho cuidado de no cortarte. Sigue así haciendo todos los dedos y retocando donde veas que aún sobresale algo de piel.
5) Acabar
Una vez que hayas terminado las dos manos, la mayor parte del trabajo estará terminado. Llegados a este punto, si quieres continuar con la manicura, puedes limar las uñas y aplicar el esmalte, si no, termínala así. Tome la misma crema de manos o aceite para cutículas que usaste anteriormente, aplica una punta en cada dedo y masajea hasta que se absorba por completo. Tu operación de «manos de ángel» está ahora completa. Lo único que queremos recordar es que hay que tener mucho cuidado cuando se utilizan utensilios afilados. No te distraigas y trabaja con concentración.