El garaje tiende a convertirse en la parte fea y desordenada de la casa. Es como un purgatorio para todo lo que está en espera de ser arreglado, simplemente debe ser tirado a la basura, zapatos viejos y herramientas (ah y si caben, un coche o dos también …), etc.
Sí, este es un caso bastante frecuente y que sólo transforma estas habitaciones en un malgasto total y absoluto del espacio. Pero si introducimos a Jeremie Buchholtz, la ecuación cambia. Él es un fotógrafo que viaja entre París y Burdeos para trabajar, por lo que su presupuesto era muy pequeño a la hora de pagar por un segundo espacio donde vivir. Obviamente, con unos gastos tan grandes en el horizonte, sus perspectivas eran desalentadoras.
Pero entonces Jeremie se encontró con el anuncio para este garaje en ruinas y las ruedas mentales empezaron a girar. No había ninguna casa, se trataba simplemente de un garaje abandonado, en venta y que sin duda encajaba con esta descripción. Desde el exterior, sólo se veían las ruinas de ladrillos y una puerta metálica oxidada que no habría permitido ninguna entrada para la luz natural. Además, se está utilizando más como un dispensador de basura que como garaje y simplemente no había nada acogedor al respecto.
Cualquier persona se encontraría sin duda en muchos apuros tratando de imaginar sacar un hogar de ese sitio. Así que, para conseguir un poco de aportaciones de expertos, Jeremie llamó a su amigo y arquitecto Matthieu de Marien (foto aquí abajo) que — muy convenientemente – está especializado en la transformación de tiendas, oficinas, etc. en hogares. Bueno, vaya suerte.
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