Me lo encontré detrás del edificio de apartamentos donde vivo. Un iPhone 5 en perfectas condiciones, parecía nuevo. Lo cogí y le eché un vistazo. Parecía que pertenecía a una niña de unos 15 a 16 años, por lo menos según la funda protectora color rosa brillante. El teléfono probablemente se había caído de la mochila o de la chaqueta pero, de nuevo, estaba en condiciones tan impecables que parecía nuevo. Apenas llegué a casa lancé como de costumbre la mochila en el suelo, me cambié y me quedé «explorando» el teléfono. Quien lo había perdido seguramente lo estaría buscando. El teléfono ni siquiera tenía un código de bloqueo. Estuve buscando entre los contactos alguien a quien llamar para devolverlo al propietario y encontré «Mamá». Pero nada, le dí a «llamar», pero nada, no funcionaba. En ese momento sonó mi iPhone, un iPhone 6 negro: era mi mejor amiga Julia. «Hola Alex! ¿Cómo te fue el examen hoy?»
En ese momento eliminé completamente el iPhone de mis pensamientos y me perdí en la conversación.
«Estás ocupado esta noche? Podemos ir con unos amigos a un pub que acaba de abrir, si te apetece!»
Sin embargo estaba demasiado a gusto en casa y tardé un rato en confirmar mi presencia, no podría haber rechazado mi mejor amiga, no?
Establecimos donde y cuando íbamos a quedar y terminamos la llamada. Entonces me acordé del teléfono que había encontrado, que estaba tirado en el sofá. Cogí el número del contacto «Mamá» y llamé desde mi teléfono. Sonó durante mucho tiempo y cuando estaba a punto de rendirme y cerrar una voz «cansada», me contestó:
«Dime»
Traté de ser amable, incluso si su respuesta fue bastante desagradable. «¿Hola, mi nombre es Alex y me encontré con este teléfono en el suelo y creo que es de su hija, puedo devolverlo de alguna manera?» Durante unos segundos hubo silencio y luego con tono cabreado me dijo: «¿Crees que esta mierda es graciosa? Déjalo ya.»
Me quedé sin palabras durante unos segundos y cerró la llamada. ¿Que problemas tenía? Me quedé confundido. Comprobé que fuera el número correcto y así era. Oh, bueno, tampoco entendía por qué me estaba estresando tanto para esta cosa, el problema era de ellos. Faltaban unas pocas horas para salir de casa y me tiré en el sofá viendo una película. Cuando estaba en la parte más importante de la película escuché un sonido inquietante, era el teléfono que había encontrado, estaba recibiendo una llamada de «número desconocido». Y yo la cogí:
«¿Hola?» No hubo respuesta y se cerró la llamada. Pensé que se habían equivocado de número y yo estaba empezando a odiar a ese teléfono. Empecé a leer un libro para pasar las horas que quedaban, luego me preparé y cuando estaba a punto de salir el teléfono empezó a sonar de nuevo. Contesté y una voz de mujer me preguntó: «¿Puedes oírme?»
Tenía una voz extraña, me dieron escalofríos, lo admito, pero al menos esta vez alguien había respondido. El pub estaba bastante relajante, un lugar tranquilo. Conocí a una chica, mi tipo de chica, alta, morena, ojos oscuros. Y entre una charla y la otra intercambiamos números y acordamos hacer una salida tranquila la noche del sábado.
«Sábado alrededor de las 8 salimos entonces! ¡Prepárate para esa hora!»
«No te haré esperar, tranquilo!»
Por fin algo bonito en este día extraño…
Me quedé a dormir en casa de mi mejor amiga. Pasamos la noche viendo películas de terror que ya habíamos visto al menos 40 veces y haciendo pasteles. Ok, sólo hicimos la masa y nos la comimos a cucharadas. Nos despertamos a las 2 de la tarde y volví a casa, por suerte no había escuela ese día, de lo contrario habría sido otra ausencia. Comí pasta con tomate y eché otro vistazo al teléfono, ese móvil me hacía estremecer, una sensación extraña y decidí que lo llevaría a la policía. Cuando estaba a punto de salir la pantalla se iluminó: «Has recibido un nuevo mensaje»… (el articulo continua en la pagina 2)