Como se suele decir, la venganza es un plato que se sirve frío. No obstante en este caso estas chicas han pensado a unas venganzas bien especiales hacia sus novios/amigas. Que sea el coche, el trabajo o los amigos, algo muy valioso irá de por medio. Estaba a punto de decir que casi me sabe mal por estos chicos, pero se ve que se lo han merecido todo.
Humillar y Destrozar:
«Mi chico y yo habíamos estado juntos durante cinco meses cuando mis amigas lo vieron con otra chica. Yo me enfrenté a el, al día siguiente, y él se disculpó. Yo lo perdoné, pero una semana más tarde, mis amigas y yo estábamos conduciendo y vimos su coche aparcado en la casa de la misma chica. Su coche tiene cerrojo electronico, y yo sabía el código para entrar. Así que abrí el coche y utilizando un marcador permanente me puse a garabatear algunas palabras bien escogidas y dibujos por todo el tapizado. Antes de irme, le dejé una nota en el salpicadero que decía: «Lamento lo de tu coche, pero apuesto a que tu lamentarás más haber sido infiel» – Lisa, 27 años.
Compañeras de piso desesperadas:
«Mi compañera de piso puede ser realmente una mala puta, y un día, su mala actitud consiguió romper mi último nervio. Así que cuando un chico con el que había estado coqueteando – que se había recientemente hecho soltero – se pasó por casa, yo pensé en un plan para vengarme. Ella lo dejó entrar, y luego subió a maquillarse. Decidí presentarme y le dije que tuviera cuidado porque mi compañera de cuarto tenía una puerta giratoria hacia su dormitorio y que está bajo un buen número de medicamentos para enfermedades de transmisión sexual. Esa fue la última vez que se acercó, y ella nunca pudo entender lo que pasó.» JoJo, 21 años.
Salir ganando:
«Cada mes hacia nuestro aniversario, mi chico tenía esta tradición de regalarme joyas. Habíamos estado juntos durante casi un año, así que tenía un montón de collares, pendientes y pulseras. Justo antes de nuestro primer aniversario, me enteré de que me estaba engañando con una chica de su universidad. Yo estaba enojada, pero me mantuve en silencio hasta que me regaló un colgante de diamantes. Al día siguiente, vendí todas las joyas en una casa de empeños por una gran cantidad de dinero en efectivo – lo suficiente para comprarme todo un guardarropa nuevo – y le dije que esperaba que su nueva novia valiera la pena de cada centavo.» Veronica, 23 años.
La ladrona y la espía:
«Había habido una gran cantidad de robos en la tienda donde trabajo. Todos habíamos cogido pequeños artículos de vez en cuando, y era una regla no escrita que no iríamos a delatar el uno a la otra. Pero el día que me enteré de que una compañera de trabajo estaba saliendo en secreto mi ex, rompí el código del silencio. Yo la convencí a robar algunos artículos especialmente caros. Cuando estaba a punto de salir, al final de su turno, llamé a la oficina del jefe y le dije que algo raro estaba pasando. El subió las escaleras, la pilló «con las manos en la mermelada», y asumió que fué ella la responsable de todos los productos robados. Fue despedida en el acto.» Ariana, 28 años.