Mary Lapkowicx y Ben Moser se conocen desde los primeros años de escuela primaria y, en un día muy especial del segundo curso de primaria, Ben le prometió que sería él, quien la llevaría al baile de graduación cuando llegara el momento. 10 años más tarde, Ben se acordaba de esa promesa como si la acabara de hacer.
Desde cuando se conocieron desde muy niños, Ben y Mary han creado un vínculo, una amistad, digno de las grandes epopeyas históricas. ¿Porqué es tan especial esta amistad? Pues porque ella tiene síndrome de Down, una condición de la que nunca le importó nada a Ben: siempre se aseguraba de que ella no estuviera sola, y en el patio de su colegio siempre se aseguraba de que hubiera una plaza para que Mary no tuviese que jugar sola. En una ocasión incluso detuvo un partido de fútbol para que ella pudiera jugar con ellos.
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