La ansiedad es una emoción «desagradable» que se caracteriza por una sensación de preocupación y miedo, que resulta ser desproporcionada en relación a los estímulos y factores desencadenantes que pueden afectar a cualquier persona sin distinción; donde el estado de agitación del individuo sea particularmente intenso, termina por convertirse en patológico, modificando, entre otras cosas, incluso la percepción del espacio y los olores.
En cierto modo, es posible derivar la ansiedad de una subestimación general hacia su propia capacidad de manejar una situación problemática y, al mismo tiempo, de una sobreestimación de las dificultades inherentes a la situación problemática en sí, la que no se espera que sabe mucho.
Afortunadamente, sin necesidad de recurrir a drogas y/o a la atención de un especialista, puede combatir la ansiedad o al menos reducir su intensidad. De hecho, hay remedios naturales que pueden mejorar significativamente el estado emocional de la persona ansiosa.
En primer lugar hace falta señalar que la ansiedad es multifacética y sus síntomas son muy variados: puede acelerar el pulso y la respiración, dejar la boca seca, provocar náuseas, diarrea, insomnio, dificultad para concentrarse y aprender. Cuando la ansiedad se manifiesta puede socavar seriamente los recursos cognitivos y físicos del individuo y, por esta razón, es apropiado intervenir en el momento oportuno, mediante la práctica de algunos remedios, pequeños pero eficaces.