En tiempos de crisis, nos adaptamos a todo: incluso a convertir un viejo autobús escolar en un apartamento. Stephanie Adams debe haber pensado en todo esto cuando decidió convertir un autobús amarillo en una casa: o, más bien, una tiny house, es decir, una casa en miniatura. Y así, en muy poco tiempo se ha pasado de un autobus escolar no muy funcional, y para ser sinceros un poco decrépito, a una casa acogedora y con casi todas las comodidades necesarias. La historia ha sido documentada por la misma Adams en un blog titulado Tiny Home Bus Conversion: básicamente, un diario en el que se describe cómo fue capaz de construir una casa para una o dos personas con el presupuesto reducido a un parpadeo, un poco de creatividad y, sobre todo, una gran cantidad de buena voluntad. El ingrediente más importante, sin embargo, es otro: es el ingenio que la llevó a pensar en cómo aprovechar al máximo el espacio disponible. (el articulo continua en la pagina 2)