VERDAD. El agua del grifo, a menudo, tiene demasiada cal que se deposita sobre los cabellos, recubriéndolos con una capa opaca. Una alternativa, más practica y menos cara, es rellenar una garrafa con agua fría del grifo una hora antes de lavarse los cabellos y utilizarla para hacer el último enjuague. De estas maneras, las sustancias como el cloro, el calcio y el sodio que salen bajo presión de las tuberías, tienen tiempo de precipitarse hacia el fondo del contenedor. Y no se depositan sobre la cabellera. El agua fría, además, ayuda a cerrar las cutículas. Así la luz se refleja mejor.