8) Evita el agua muy caliente
Este consejo es fundamental. Es muy usual que luego de una larga jornada, el frío invernal nos lleve a desear con pasión una ducha o baño caliente cuando llegamos a casa o antes de acostarnos. Sin embargo, debemos tener cuidado con nuestros deseos: los baños excesivamente calientes y prolongados pueden alterar o remover el manto hidrolipídico. De este modo, la piel se deshidrata y pierde lubricación, volviéndose más seca, sin brillo y con una apariencia poco saludable.
Por esta razón, los dermatólogos recomiendan realizar baños rápidos con agua tibia. Además, resulta esencial secar la piel muy bien al finalizar el baño, especialmente entre los dedos de manos y pies, en las axilas, en las ingles y debajo de las rodillas, para evitar la aparición de irritaciones, inflamaciones, hongos o llagas.