1. La rabia. Es un mecanismo de auto-defensa, pero tiene un límite que no debe superarse. Por otra parte, dejarla siempre suelta, aumenta de un 75% el riesgo de ataques al corazón y mantiene el cuerpo en un constante e inútil estado de excitación.
2. El resentimiento. No ser capaz de pasar página y perdonar nos atrapa en la dimensión del pasado, que influye en nuestra vida presente y futura y sometiéndola a un dolor emocional constante.
3. La insatisfacción. Sentirse insatisfechos puede ser un estímulo para mejorar. Pero cuando se convierte en una constante emocional, perdemos la alegría de vivir, y nos quedamos atascados, y es una condición que, además de restar energía, alimenta nuestro malestar.
4. La culpabilidad. Llena nuestras mentes con reproches, quejas e inquietudes continuas. Por lo tanto, vamos a sentir que valemos poco o nada, y nos precluíremos las posibilidad de sentirnos bien.
5. Miedo. Es útil cuando nos advierte frente a un peligro inminente. Sin embargo, si pierde su función normal, se convierte en un obstáculo innecesario para nuestro crecimiento, un límite que destruye nuestra capacidad de reaccionar de forma saludable. (continua en la pagina 4)