Baste con decir que se calculó que, manteniendo la cabeza en la posición clásica de los «mensajeadores» compulsivos, tiene el mismo efecto en la espalda que como si estuviera sosteniendo el peso de una bola de bolos de cinco kilos sobre sus hombros. Eso no es todo, ya que las consecuencias negativas de una mala postura reverberan en otras partes, y así pueden conducir, por ejemplo, a problemas respiratorios. Parece, además, que cuando nos dedicamos a escribir mensajes – ya sea SMS, como si se trata de Whatsapp o tales – tendemos a aguantar la respiración, conforme con lo que se ha definido «apnea de pantalla». (El artículo termina en la siguiente pagina)