Acciones aparentemente simples como la aplicación del esmalte puede resultar más difícil de lo esperado. Igual de difícil puede ser el mantener en buen estado una manicura hecha en casa.
La saben bien todas aquellas mujeres que, después de varios intentos desastrosos, decidieron abandonar el más barato D-I-Y para buscar la ayuda de profesionales especializadas en el cuidado y la belleza de las uñas.
Si para algunas la aplicación del esmalte es un proceso que se lleva a cabo con los ojos cerrados, para otras es una pesadilla hecha de disolventes, colorantes y esmaltes que escurren y salen volando.
Uno de los errores que se hacen con mayor frecuencia tiene a que ver con la temporización. La prisa es siempre una mala amiga del esmalte, tanto para la aplicación como para el secado: hay que respetar cuidadosamente los tiempos para evitar tener que empezar todo de nuevo. Nada es imposible si se conoce la técnica correcta.
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