La mayoría de las personas son perfectamente capaces de digerir y metabolizar el gluten, por el contrario, cuando un celíaco ingiere gluten, se activa el sistema sistema inmunológico que responde al estímulo rechazando la sustancia, y perturbando el intestino. 1 de cada 100 personas sufre de esta enfermedad y el único tratamiento posible es la dieta libre de gluten.
La harina de trigo blanco es un producto que puede dañar incluso a las personas no afectadas por la enfermedad celíaca: puede causar un aumento de azúcar en sangre, la insulina y la grasa depositada. Si, por un lado, constituye una alimentación nutricional básica, por otra conlleva diversas consecuencias negativas tales como el aumento de peso y también algunas enfermedades, como el diabetes. Estudios recientes parecen decir que sería mejor optar por la harina de trigo integral, ya que todavía mantiene las propiedades nutricionales que, en el proceso de perfeccionamiento de la blanca, se pierden. Llegados a esto, por qué no elegir otros tipos de harina? Aquí están las posibles y viables alternativas: