Los hombres que hacen las cosas simples. No son atraídos por lo que los destruye, no persiguen lo que se les escapa o los rechaza, son simples y hacen las cosas fáciles, incluso aquellas que parecen más complicadas. Ellos no tienen que sentir placer a través del dolor y hacer de esto su arma de seducción. Ellos saben convertir los problemas en cosas simples, saben mirarnos a los ojos, saben cogernos de la mano, saben escuchar y hablar con sinceridad, saben enseñarnos que ser libre no significa no saber cómo amar.