Criar y educar a los hijos no es fácil. Son muchas las variables que influyen y pueden interferir en la misión educativa, lo que supone un verdadero desafío diario. Acompañando a los padres en este viaje de años hay otras figuras muy importantes. En ocasiones, algunas de ellas pueden ser fundamentales para contribuir al buen desarrollo del niño.
Entre las personas que están en contacto con los niños hoy en día, hay sin duda los abuelos. Como la salvación de los padres y compañeros de aventuras de los niños pequeños, los abuelos suelen pasar mucho tiempo con los niños. Sin embargo, la influencia del tiempo que se pasa con los abuelos a veces puede llevar problemas.
Si los niños son mimados por sus abuelos, ¿qué pueden hacer los padres para remediarlo?
Niños consentidos por sus abuelos: reglas básicas
Hoy en día, los abuelos suelen ser un recurso vital en la vida cotidiana de las familias. Si los padres están ocupados durante el día, son los abuelos quienes cuidan de los niños y los acompañan en sus actividades diarias.
Sin embargo, el tiempo que se pasa con los abuelos no debe afectar negativamente a la educación de los niños. Por lo tanto, es importante establecer límites y reglas que no se puedan romper. Los abuelos no son padres y es normal que sean más permisivos con sus nietos, pero para no malcriarlos hay que poner límites.
Por ejemplo, se puede elaborar una lista de reglas básicas que ni siquiera los abuelos pueden incumplir. Por ejemplo, puedes establecer un límite de tiempo para la hora de dormir o un número máximo de dulces y regalos que se pueden pedir a los abuelos. Reglas muy precisas que los niños asimilarán y harán suyas y que les permitirán mantener muy diferenciados sus roles, el de padre y el de abuelo.
Niños mimados por los abuelos: cómo manejar la relación con esta figura fundamental
Los abuelos desempeñan un papel muy relevante en el crecimiento de los niños pequeños. Son muy queridos y miman a sus nietos en exceso. El peligro es irse a los extremos y acabar con niños consentidos por sus abuelos. Para evitar este problema, el papel de los padres y de los abuelos debe mantenerse bastante separado, sin confundir al niño.
De hecho, los más pequeños deben ser capaces de distinguir y comprender que cualquier desviación de las normas de los abuelos, que no son fundamentales, es solamente una recompensa, no un hábito.
Los padres deben establecer la línea educativa, los abuelos solo pueden contribuir dando consejos. Sin embargo, siempre hay que escuchar atentamente las necesidades de los abuelos, que a veces miman a los niños porque físicamente no pueden hacer otra cosa. Lo que se necesita en estos casos es, sin duda, un buen equilibrio, y mediante el diálogo se puede encontrar una solución que les permita vivir su vida cotidiana con serenidad.