Para elaborar una lista de alternativas, debemos considerar cuidadosamente qué porcentaje de proteínas contienen los alimentos con los que queremos reemplazar la carne. De hecho, si asumimos los hidratos de carbono en forma de fibra o almidón (patatas, maíz), de las grasas y de las verduras se sacan (y se recomiendan, piense en el aceite de oliva!) como derivados vegetales, para las proteínas aún hay que hacer.
De hecho, sus componentes básicos, los aminoácidos, son utilizados por nuestro cuerpo como una especie de «ladrillos» para construir estructuras más complejas. No tomarlos es como intentar construir una casa sin una base sólida. Así que vamos a entender cómo evaluar un alimento sobre la base de las proteínas que contiene. Para ello necesitamos dos parámetros: cuántas hay y de que cualidad son?
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