6) Evitar que los cristales se empañen
La ducha es esencial para sentirse mejor desde todos los puntos de vista: además de lavarnos el cuerpo, tiene la asombrosa capacidad de relajar la mente y hacerte olvidar los momentos desagradables del día. Sin embargo, puntualmente, las ventanas del baño se empañan, lo que resulta en la formación de esos halos molestos (y muy típicos). Incluso en estas circunstancias, el jabón puede ir a su rescate. Este último, si es bien seco, se puede aplicar directamente al cristal por el que a los pocos minutos pasará un paño limpio. En cuestión de segundos, los halos post-ducha ya no supondrán ningún problema.